El diario estadounidense The New York Times publicó el pasado 14 de agosto una noticia titulada “El éxito de los misiles de Corea del Norte está vinculado a una planta de Ucrania, dicen los investigadores”. La nota afirma que los analistas que estudiaron unas fotos del líder de Corea del Norte observando los nuevos motores para misiles, concluyendo que diseño de estos se parece a los de la URSS, por lo que pueden proceder de varios países post-soviéticos. En particular culpa a la planta ucraniana “Yuzhmash”, situada en la ciudad de Dnipro.

Captura de pantalla de NYT


El NYT cita las conclusiones de Michael Elleman, miembro del Instituto Internacional de Investigaciones Estratégicas (International Institute for Strategic Studies). El experto investiga cómo Corea del Norte pudo en tan solo dos años poner a punto su programa de misiles. Elleman considera que los norcoreanos podrían haber recibido los motores para misiles por canales ilegales desde Rusia o Ucrania. 

La noticia fue difundida masivamente por medios ucranianos, rusos, e hispanohablantes.

El secretario del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional (CSDN) de Ucrania, Oleksandr Turchínov, desmintió esta información. Turchinov afirmó que “Ucrania siempre cumple con las obligaciones internacionales, por eso las empresas del ámbito de defensa y aeroespacial de Ucrania no suministraron armas ni tecnologías militares a Corea del Norte”.
En un comunicado del CSDN de Ucrania, Turchínov aseguró que “esta información no tiene ningún fundamento, probablemente se trata de una provocación de los servicios especiales de Rusia para tapar sus propios crímenes”. Es más, él secretario del CSDN añadió que Kyiv considera el régimen de Corea del Norte como “totalitario, peligroso e imprevisible; Ucrania apoya todas las sanciones contra este país”. Turchinov agregó que desde 2014, el año de la agresión rusa contra Ucrania, Kyiv detuvo totalmente los suministros a Rusia de armamento y de tecnologías militares, incluido los vehículos.
“Yuzhmash”, la empresa puesta en el punto de mira por el NYT, también desmintió la información sobre el suministro de motores de misiles a Corea del Norte. “Lo publicado (por el diario estadounidense) no se corresponde con la realidad”. Yuzhmash especificó que no fabrica para Rusia ni misiles, ni piezas destinadas a estos, incluyendo los motores, y que tampoco los suministra allí.

La suposición de los autores de la publicación de que Ucrania está vinculada a Corea del Norte y a su progreso en el desarrollo de los misiles no responde a la realidad. Ni ahora, ni antes “Yuzhmash” ha cooperado con el programa de misiles norcoreanos. Yuzhmash asegura en su página web oficial que no fabrica misiles complejos, o con propósito militar, desde que Ucrania obtuvo la independencia en 1991.

Por su parte la Agencia Estatal Cósmica de Ucrania declaró que Ucrania no comercia con Corea del Norte y que cualquier tipo de acusación en este sentido carece de fundamento.

Hay que especificar que Elleman presenta los presuntos vínculos de Ucrania con Corea del Norte como una mera suposición: «An unknown number of these engines were probably acquired-» (un número desconocido de este tipo de motores fueron probablemente adquiridos-). El especialista especificó que no culpa al gobierno ucraniano: «This is not to suggest that the Ukrainian government was involved» (esto no es para sugerir que el gobierno de Ucrania estuvo involucrado).

Muchos expertos afirman que estas acusaciones se parecen a unas del 2002, relacionadas con la venta del “Kolchuga” (un sensor pasivo desarrollado en la Unión Soviética y fabricado en Ucrania), suministrado a Irak. Es una posible operación bajo bandera falsa cuyo el objetivo es comprometer a Ucrania, para que Estados Unidos no la considere como un socio fiable, y así impedir que Washington le facilite armamento letal defensivo.

Como informa un canal de TV ucraniano, Espreso.tv, Ucrania sí que colabora en un programa de misiles, pero con Corea del Sur. Esta información está disponible en ImportGenius. En junio de este año una empresa ucraniana vendió a una compañía surcoreana, Hanwha Corporation, un software para el cálculo de la transferencia de calor en el motor de un lanzador espacial.