Jesús Pérez Triana para StopFake 
El pasado 14 de agosto el diario estadounidense New York Times publicó el artículo “North Korea’s Missile Success Is Linked to Ukrainian Plant, Investigators Say”, firmado por William J. Broad y David E. Sanger, que apuntaba a una “pista ucraniana” como explicación del aparente rápido desarrollo de misiles balísticos intercontinentales (ICBM) por parte de Corea del Norte. El artículo ha sido empleado para criticar a Ucrania como si hubieran hechos probados. En realidad es una mera interpretación de dos periodistas mientras los analistas mantienen opiniones dispares que coinciden en la falta de certezas sobre las armas estratégicas norcoreanas.

Captura de pantalla de NYT

El desarrollo de misiles balísticos es el centro de la actual crisis entre Estados Unidos y Corea del Norte porque si este último país lograra dotarse de ICBM capaces de arrojar cabezas nucleares en territorio continental de Estados Unidos habría alcanzado la disuasión nuclear a través de la destrucción mutua asegurada. En tal caso, Corea del Norte tendría un seguro de vida frente aluso de la fuerza por parte de sus enemigos y sobre todo ante cualquier intento de cambio de régimen por la fuerza, lo que le podría llevar a un comportamiento más agresivo e impredecible.

Durante la Guerra Fría, la Fuerza de Cohetes Estratégicos de Corea del Norte se dotó de misiles balísticos de diseño chino y soviético. Pero en los años 80, Corea del Norte empezó a producir diseños mejorados localmente y empezó a superar sucesivos hitos al desarrollar misiles balísticos de corto y medio alcance. Esa carrera tecnológica dio un salto en los últimos años con el desarrollo de la bomba nuclear y los misiles de alcance intermedio hasta saltar la sorpresa en el desfile militar celebrado el pasado 15 de abril con motivo del “Día del Sol”, que marca el nacimiento de Kim Il Sung. En ese desfile, entre otras novedades, aparecieron dos modelos diferentes de misil balístico intercontinental. Según Guillermo Pulido, el primero era de aspecto “muy parecido al DF-31 chino” y el segundo «con aspecto de ser Topol-M [rusos] alargados o misiles intercontinentales chinos DF-41«.

Desfile militar en Corea del Norte en abril de 2017

El artículo del New York Times cuestionaba cómo había logrado Corea del Norte avanzar tan rápido y cómo, tras varias pruebas fallidas, los últimos ensayos habían resultado un aparente éxito. Los autores afirman que los nuevos misiles norcoreanos están basados en una nueva tecnología “tan compleja” que “habría sido imposible” para Corea del Norte avanzar tan rápido en tan poco tiempo. La explicación ofrecida es que el salto tecnológico se habría logrado importando tecnología de otro país. Un motor de cohete, que los medios oficiales norcoreanos habían mostrado, apuntaba a tecnología soviética. Ahí es donde los autores introducían la “pista ucraniana”.

En primer lugar, se menciona el caso de dos ciudadanos norcoreanos, que trabajaban en una delegación comercial en Bielorrusia, condenados en 2012 a ocho años de cárcel en Ucrania por tratar de comprar información secreta sobre “tecnologías avanzadas y nuevas formas de procesos tecnológicos” de misiles, cohetes, combustibles y el software asociado a todos ellos a un empleado de la Oficina de Diseño Yuzhnoye, tal como recoge un informe de Naciones Unidas. Los autores del artículo del New York Times plantean como hipótesis que después de la crisis de 2014 los norcoreanos habrían intentado de nuevo obtener información aprovechando el caos en el país.

En segundo lugar se apunta a la empresa estatal ucraniana Yuzhmash, que aparentemente tendría problemas económicos después de perder a Rusia como cliente tras la crisis de 2014. Esos problemas económicos habrían empujado a la empresa ucraniana a la venta de tecnología a Corea del Norte. El artículo afirma que “los expertos creen que es la fuente más probable de los motores” de los cohetes probados en julio por Corea del Norte” pero que no hay evidencias de que el presidente ucraniano “tuviera ningún conocimiento o control sobre lo que estaba pasando dentro de la empresa”.

El artículo menciona de manera impersonal varias veces “hay expertos que opinan” pero sólo se citan o enlazan dos publicaciones sobre el asunto del motor de los cohetes norcoreanos. La primera es el artículo “The secret to North Korea’s ICBM” de Michael Elleman, que publicó el International Institute of Strategic Affairs de Londres recientemente. Elleman afirma que el salto tecnológico dado por Corea del Norte hace poco en sus motores cohetes es demasiado grande para haberlo llevado a cabo en solitario. Señala el parecido entre el diseño norcoreano más avanzado y el modelo RD-250, diseñado en la Unión Soviética y empleado en los cohetes lanzadores de satélites Tsiklon-2 entre 1969 y 2006. Considerando la abundancia de ejemplares del motor, que fue fabricado en Rusia y Ucrania, además de su relativo pequeño tamaño (dos metros de alto por uno de ancho), Elleman cree posible que los norcoreanos hayan logrado hacerse con unos cuantos vía contrabando. Bien porque hayan empleado viejos contactos en Rusia, país que ya sirvió a Corea del Norte de fuente clandestina de tecnología, bien porque hayan aprovechado la situación económica de la empresa estatal ucraniana Yuzhmash para obtener la colaboración de empleados sin escrúpulos. De todas formas, afirma que saber “cuándo y de dónde” vinieron los cohetes es “difícil de determinar”.

El lanzamieento del ICBM por Corea del Norte realizada el 4 de julio de 2017

La segunda fuente del artículo del New York Times es el artículo “North Korea’s “not quite” ICBM can’t hit the lower 48 states” publicado por Theodore A. Postol, Markus Schiller y Robert Schmucker en el Bulletin of the Atomic Scientists. Como Elleman, los autores consideran que el diseño norcoreano de ICBM no está todavía lo suficientemente maduro. Y también como Elleman, abordan el origen de los motores de cohete RD-250 pero especulando si llegaron a Corea del Norte durante los años 80 y 90, aprovechando la crisis y posterior disolución de la Unión Soviética.

Por tanto, ninguno de los dos artículos de expertos citados por William J. Broad y David E. Sanger en elNew York Times da una respuesta definitiva sobre el origen de la nueva tecnología norcoreana porque hay un abanico de posibilidades. Pero rápidamente el artículo del diario estadounidense circuló por las redes sociales como prueba de la perfidia ucraniana.

ZeroHedge, un medio de Internet anónimo y muy activo en la difusión de las narrativas rusas, citó el artículo del New York Times convirtiendo las especulaciones sobre el caso en certezas: “NYT Shocking Report: US «Ally» Ukraine Is Source Of North Korean Missile Engines”. Por el camino, el artículo de ZeroHedge ocultó datos, como que el motor de cohete RD-250 se fabricó también en Rusia, para reforzar la “pista ucraniana”. El artículo trataba de conectar el asunto con la reciente decisión estadounidense de entregar a Ucrania misiles contracarro y otro armamento. Así, sería una decisión equivocada que debería reconsiderarse para castigar a Ucrania. Contrasta el tratamiento de la misma noticia por el medio argentino Infobae en “Diseño soviético y mercado negro: el secreto de Kim Jong-un para desarrollar misiles que podrían llegar hasta los EEUU”, donde se recogía no sólo la noticia del New York Times sino también la reacción en Ucrania, destacando las partes del artículo donde se especula que los motores de cohete RD-250 pudieron llegar a Corea del Norte en el pasado o recientemente gracias a la acción puntual de trabajadores corruptos en Ucrania.

La polémica sobre el artículo del New York Times colocó bajo el foco mediático al experto Michael Elleman, que borró su cuenta de Twitter. El diario británico The Telegraph le dio la oportunidad de explicarse. Según Elleman, lo único que afirma con seguridad es que la adaptación del motor de cohete RD-250 no fue llevada a cabo localmente en Corea del Norte, sino que se trata de tecnología importada. “No sabemos de dónde vino”, dijo al diario británico, que además informa que Elleman no cree que el gobierno ucraniano está implicando en el contrabando de tecnología.

The Telegraph recogió el testimonio contrario de Igor Sutyagin, del Royal United Services Institute. Según Stuyagin, Elleman se equivoca en considerar a Corea del Norte incapaz de desarrollar la tecnología mostrada en sus últimos misiles. La agencia Reuters recogió una opinión parecida de un analista de inteligencia estadounidense anónimo que apunta que es posible que Corea del Norte reclutara a científicos e ingenieros de otros países, como por ejemplo Rusia, o que desarrollara la tecnología con personal formado fuera del país. La misma noticia recoge además la opinión de Jeffrey Lewis, del Middlebury Institute of Strategic Studies en California, que niega la mayor y considera que los motores de cohetes mostrados por Corea del Norte se parecen en su silueta al RD-250 pero son diferentes en su tamaño y componentes principales. Sería entones un diseño original, que otras fuentes apuntan, estaría siendo desarrollado conjuntamente con Irán.

Por lo tanto, llegamos al final con la idea de que no hay certezas sobre este caso, sólo opiniones diferentes de diferentes expertos. Hay que considerar que todo los análisis sobre armamento estratégico de Corea del Norte se hacen viendo emisiones de televisión y fotos, calculando el tamaño de los misiles por comparación con objetos de longitud conocida o determinando el tipo de combustible empleado por el color de la llama del cohete al despegar. Así que es una dedicación bastante especulativa que nos devuelve a los tiempos de la vieja Guerra Fría.

Jesús Pérez Triana para StopFake