Por EU vs Disinfo

2018 ha sido un año ocupado para la campaña de desinformación pro-Kremlin, durante el cual los trolls y los medios de comunicación rusos estuvieron trabajando arduamente para difundir falsedades en una amplia gama de temas. Desde las elecciones en los EE. UU. hasta Crimea y el envenenamiento del ex espía Skripal ruso en Gran Bretaña, aquí se presenta una descripción general de cómo las operaciones de influencia rusa intentaron dividir y polarizar a las sociedades occidentales en 2018 y de cómo un número creciente de países están respondiendo a este desafío. Este año, las empresas de tecnología se vieron sometidas a una presión sostenida por parte de los gobiernos occidentales por su papel en la transmisión de la desinformación pro-Kremlin. La revelación de los datos por parte de los gigantes de la tecnología ha proporcionado nuevos conocimientos sobre la escala y el impacto de la desinformación en las redes sociales.

Un buen año para los trolls

Los trolls rusos de las redes sociales, por ejemplo, parecen haber prosperado en 2018. Basados en la información oficial proporcionada por Twitter, los investigadores de EE. UU. lograron estimar que la desinformación viaja 6 veces más rápido que la verdad en esa plataforma. No es de extrañar, teniendo en cuenta que la Agencia de Investigación en Internet, que en realidad es una fábrica de trolls con sede en San Petersburgo, se mudó a una nueva oficina de 12 000 metros cuadrados este año; para comparar con su espacio de trabajo anterior de 4000 metros cuadrados. También se demostró que los trolls rusos reciben 9 veces más interacción de usuarios de las redes sociales en inglés que en ruso, lo que refleja el esfuerzo ruso que se viene realizando desde 2013 para manipular a los votantes estadounidenses. Los nuevos datos también revelaron la magnitud de las campañas en línea rusas para influir en los resultados de las elecciones en los Estados Unidos y en varios países europeos, aunque los investigadores a menudo han advertido que los hallazgos probablemente sean «la punta del iceberg». El Senado de EE. UU. publicó un informe de 206 páginas que detalla lo que describió como la «mezcla letal de asaltos militares convencionales, asesinatos, campañas de desinformación y ciberataques» del Kremlin cuyo objetivo es influir en la elección presidencial y en la política estadounidense en general. Otro conjunto de informes producidos para el Senado mostró que las operaciones rusas de influencia en línea comenzaron en 2013 y se han intensificado desde la elección de Trump.

Temas de desinformación: algo viejo y algo nuevo

En términos de narrativas, la campaña de desinformación rusa continuó enfocándose en gran medida en el este de Ucrania y en Crimea. Sobre Crimea, las noticias falsas incluyeron la supuesta construcción por parte de las autoridades ucranianas de un canal de 120 kilómetros destinado a aislar la península anexada de Ucrania continental. Sobre el Donbás, los medios rusos afirmaron falsamente que las fuerzas ucranianas mataron a 10 mil personas en áreas controladas por separatistas prorrusos y que los servicios secretos de los Estados Unidos enviaron 14 instructores para ayudar al ejército ucraniano a envenenar los suministros de agua en el Donbás. Los medios rusos continuaron promocionando la narrativa de que Ucrania discrimina a los rusohablantes, informando, por ejemplo, que Ucrania no tiene una sola escuela de idioma ruso cuando en realidad tiene 16. El tema de la OTAN no se ha ido de la agenda de los medios rusos, trolls y las mismas autoridades rusas, tanto como el derribo del vuelo MH17 y los supuestos peligros de la vacunación. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia acusó a Washington de no proporcionar imagen satelital alguna relacionada con el derribo del vuelo MH17 sobre el este de Ucrania en 2014, aunque Estados Unidos habían publicado imágenes tan solo cinco días después de la tragedia. Como en años anteriores, los medios rusos trataron activamente de desacreditar a la OTAN, reportando falsamente, por ejemplo, que 7 pilotos alemanes abandonaron las fuerzas armadas de su país, protestando contra una «campaña militar de la OTAN contra Rusia». En cuanto a la vacunación, un 93% de los tuits sobre el tema provienen de cuentas malintencionadas. 2018 también trajo nuevos temas para los propagandistas rusos para utilizar en sus campañas de desinformación. El envenenamiento del exespía ruso Sergei Skripal y de su hija en territorio británico, por ejemplo, generó un aluvión de falsas afirmaciones y acusaciones. EUvsDisinfo registró más de 20 narrativas diferentes, a veces contradictorias, relacionadas con el intento de asesinato de los Skripal. Como anteriormente, el impacto de las campañas de desinformación fue difícil de evaluar, aunque los periodistas e investigadores proporcionaron algunas indicaciones. La desinformación de los medios estatales rusos ciertamente parece estar dando frutos con las audiencias domésticas. Según el centro sociológico independiente, Levada, tan solo el 3% de los rusos cree que Moscú envenenó a los Skripal y el 46% de los rusos no sabe nada sobre los eventos de la Primavera de Praga. En Gran Bretaña, incluso los medios de comunicación respetados fueron engañados por la desinformación pro-Kremlin. Una investigación realizada por The Guardian mostró que los medios de comunicación británicos habían republicado tuits de trolls rusos más de 100 veces desde 2017, incluidos BuzzFeed, The Guardian, Telegraph, BBC, Daily Mail y Daily Express.

Contracción de Occidente

Este año, la creciente conciencia de la desinformación pro-Kremlin ha impulsado a varios gobiernos y organizaciones occidentales a defenderse. Las autoridades estadounidenses acusaron a 13 ciudadanos rusos por interferir en las elecciones presidenciales de 2016, y se están llevando a cabo varias investigaciones en los Estados Unidos sobre las operaciones de influencia rusa. Además, el parlamento francés adoptó un proyecto de ley para contrarrestar la información manipulativa durante el periodo de sus elecciones. Según el proyecto de ley, iniciado por el presidente Emmanuel Macron, las plataformas tecnológicas que no divulgan sus fuentes de financiamiento para contenido patrocinado se enfrentarán a un año de prisión y una multa de 75 000 euros. Los centros analíticos del gobierno francés también emitieron 50 recomendaciones para combatir la desinformación, y Reporteros sin Fronteras publicaron sus propias 25 recomendaciones dirigidas a combatir la intimidación en línea de periodistas. También en 2018, Alemania aprobó una nueva y dura ley que impuso multas de hasta 50 millones de euros a las empresas de tecnología si no eliminan dentro de las 24 horas las noticias falsas y las publicaciones que contienen discursos de odio o desinformación. En Finlandia, un tribunal impuso penas de prisión y fuertes multas a los trolls pro-Kremlin por acosar a la periodista Jessikka Aro, lo que convierte a Finlandia en el primer país europeo en emprender acciones legales contra los trolls de Internet. Además de proporcionar a los gobiernos más datos, las empresas de tecnología también tomaron medidas para frenar las campañas de influencia en línea en sus plataformas. Facebook abrió una «Sala de Guerra» (War Room) con 20 empleados para combatir la desinformación durante los períodos electorales en todo el mundo y duplicó la cantidad de personal que monitorea el contenido para detectar la desinformación. Durante tan solo mayo y junio de 2018, Twitter suspendió 70 millones de cuentas sospechosas. Entonces, ¿quién dijo que las cifras nunca mienten?

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