Ocupa un lugar clave en la maquinaria de información de Putin; en EE.UU. la califican como la «periodista más peligrosa», escribe Luisa Corradini para el diario argentino La Nación.

Tiene 36 años, ojos verdes y cara de ángel. También tiene una marcada inclinación por el exotismo. Como en 2012, cuando anunció ante las cámaras de televisión: «Voy a hervir una cabeza de castor con cebollines, zanahorias y hojas de laurel para hacer un caldo». Pero el verdadero interés de la rusa Margarita Simonyan reside en que los servicios de inteligencia de Estados Unidos la describen como «la periodista más peligrosa del planeta».

Su nombre aparece mencionado 27 veces en el informe conjunto de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), el FBI, la CIA y la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) sobre el pirateo informático y la injerencia rusa en el proceso electoral norteamericano.

Todos acusan a la ejecutiva de la cadena RT (ex Rusia Today) de «haber contribuido a la elección de Donald Trump» gracias al «apoyo abierto» que ofrecieron las cadenas de televisión rusas al candidato republicano durante toda la campaña. En ese informe, la CIA, el FBI y la NSA escriben: «Durante toda la campaña, la cobertura de RT de Hillary Clinton fue negativa. La acusaron de corrupción, de fragilidad mental y física, y de mantener lazos con el extremismo islámico».

La respuesta de Simonyan no se hizo esperar: «La única acusación de las agencias de inteligencia es que mostramos hechos concretos sobre Clinton. Si ése es nuestro crimen, ¡qué apoyo al periodismo y la libertad de expresión!»

En todo caso, esa bella morena de ojos claros -que siempre lleva una cruz colgada del cuello- es una pieza clave de la maquinaria de propaganda de Moscú.

Además de su cargo de directora de las ediciones en inglés de RT, Simonyan ocupa otra función de primera importancia: como jefa de redacción de Rossia Segodnia, es la responsable de la política informativa de Rusia hacia el exterior. Creada en 2013 por decreto de Putin para «romper el monopolio de los medios anglosajones», Rossia Segodnia reúne la agencia de prensa RIA Novosti, la radio La Voz de Rusia y varios sitios de Internet, como Sputnik, que difunden informaciones -y propaganda- en 33 idiomas, incluyendo el español. Además controla indirectamente las agencias ITAR-Tass e Interfax.

Esa poderosa maquinaria de guerra cuenta con recursos colosales: su presupuesto de 2015 fue de 110 millones de dólares.

Simonyan llegó a esa posición de privilegio después de haber vivido dos años en Estados Unidos y haber cubierto como periodista la rebelión separatista de Chechenia cuando sólo tenía 19 años. A los 22 fue designada corresponsal en el Kremlin, un puesto clave que durante tres años la puso en contacto cotidiano con Putin. Esa proximidad le permitió ganar la confianza del líder ruso y de toda la nomenklatura. Como premio a su labor, a los 25 años fue nombrada primera editora de Russia Today (que desde 2013 se llama RT).

Entre sus obsesiones: terminar con las distinciones occidentales entre «marginal» y mainstream (central). «No veo cómo pueden tener el descaro de pensar que están más capacitados que nadie para saber quién puede dirigir el mundo y quién no, después de todos los errores que han cometido: guerras, muertes, sangrientos problemas planetarios…», precisa.

Gracias a sus convicciones y al lugar clave que ocupa dentro del aparato de poder de Moscú, su nombre figura entre las 20 mujeres más influyentes de Rusia.

Su tono no es diferente cuando tiene que decidir la línea editorial de RT. «Es una infoguerra en la cual nosotros utilizamos todas las armas posibles para restablecer la verdad, que es frecuentemente distorsionada por la prensa occidental», se inflama. Su mayor talento, a juicio de los servicios de inteligencia europeos y norteamericanos, consiste en responder los argumentos de Occidente hasta hacerles perder toda credibilidad.

La verdadera función del aparato ruso de propaganda es otra, según la interpretación de la politóloga rusa Maria Macha Lipman, del Carnegie Center de Moscú: «Los reportajes de RT dramatizan la situación en Europa y Estados Unidos, y los fracasos de la política exterior norteamericana, porque un Occidente débil realza la posición de Rusia ante los ojos de la opinión pública interna».
Una mujer poderosa
Margarita Simonyan, Directora de la cadena RT

Cubrió a los 19 años la guerra de Chechenia y luego supo ganarse la confianza de Putin. Hoy maneja un presupuesto colosal para romper internacionalmente «el monopolio de los medios anglosajones».

Fuente: La Nación