Alrededor de 150 000 rusos ya han regresado de la guerra contra Ucrania. El Estado les ofrece amplias garantías sociales, desde pagos en efectivo hasta hipotecas preferenciales. La propaganda oficial los llama «el orgullo del país» y «la nueva élite de Rusia». Sin embargo, como muestran las encuestas de opinión pública, los héroes de la SVO irritan cada vez más a los rusos.

Vladimir Putin ha calificado en repetidas ocasiones a los participantes en la SVO [Operación Militar Especial] como «la nueva élite de Rusia» y «un modelo a seguir». Ha subrayado que son precisamente estas personas las que deben educar a los jóvenes y ocupar puestos de liderazgo en las regiones.

En la primavera de 2024, por orden del presidente, se puso en marcha el proyecto «Tiempo de héroes», un programa para preparar a los antiguos combatientes de la SVO para el servicio público. El proyecto está dirigido por el jefe adjunto de la administración presidencial, Serguéi Kiriyenko.

Se presentaron 65 000 solicitudes, pero solo se seleccionaron 83, y 21 de ellas obtuvieron puestos reales.

El participante más conocido fue Artiom Zhoga, antiguo comandante del batallón «Sparta». En junio de 2024 fue nombrado representante del presidente en el Distrito Federal de los Urales.

El resto de participantes en el programa ocuparon principalmente puestos regionales o sociales.

Como se puede ver, la clase dirigente rusa no tiene prisa por completar sus filas con héroes del SVO. La cuestión es que la estructura de la élite gobernante es bastante cerrada, no hay personas aleatorias en ella, los ascensos sociales no funcionan y, desde luego, no esperan allí en masa a los participantes del «SVO».

Por eso, las autoridades buscan otras formas de empleo para los veteranos, por ejemplo, puestos de diputados. En las elecciones municipales de 2025 se presentaron 1663 participantes del SVO y ganaron 1035, según informó la jefa de la Comisión Electoral Central, Ella Pamfilova. Por el momento, no está claro cuántos de ellos estarán en la Duma Estatal después de las elecciones de 2026, ya que los diputados tampoco se apresuran a renunciar a sus mandatos. En la prensa ha aparecido la información de que a los diputados del partido «Rusia Unida» que cedieron voluntariamente sus escaños a los «héroes de la SVO» se les prometió ayuda para encontrar empleo.

Otra forma de reforzar el estatus de los héroes de la SVO es la educación patriótica de los jóvenes.

En las escuelas de todo el país se colocan placas conmemorativas en honor a los «héroes» caídos, y se invita a los supervivientes a hablar con los niños «sobre asuntos importantes».

En realidad, el efecto de esta propaganda ha sido el contrario. En el cuarto año de la guerra, la actitud de los rusos hacia los participantes en la SVO ha empeorado considerablemente, como confirman tanto los sociólogos estatales como los independientes.

Según los datos del VCIOM (Centro Panruso de Estudios de Opinión Pública), uno de cada cinco rusos (19 %) no considera a los participantes en la SVO héroes al mismo nivel que los soldados de la Gran Guerra Patria.

Una encuesta realizada por el Centro Levada reveló que alrededor del 40 % de los rusos perciben a los «héroes de la SVO» como personas con trastornos mentales. Muchos temen que, con su regreso, aumente la delincuencia y el nivel de violencia. Incluso entre los partidarios de la guerra, el 35 % admite que los veteranos pueden ser peligrosos.

Estos temores no son infundados. Muchos participantes en la SVO tienen antecedentes penales y, tras su regreso, cometen nuevos delitos graves. Los medios de comunicación rusos informan regularmente de casos de asesinatos, violaciones, robos y torturas cometidos por exsoldados. El número de soldados acusados de asesinato tras el inicio de la invasión de Ucrania se acerca al millar.

Las autoridades también comprenden este riesgo. Según fuentes de Reuters cercanas a la administración del presidente, Putin teme que el regreso del ejército de la guerra provoque un aumento de la delincuencia y la inestabilidad política. Uno de los interlocutores de la agencia comparó la situación con la de los años 90, cuando los veteranos de la guerra de Afganistán formaron bandas y grupos delictivos organizados (GDO).

Los temores no solo están relacionados con el riesgo de delincuencia, sino también con la situación económica. Los pagos multimillonarios a los participantes en la SVO contrastan fuertemente con el empeoramiento de la situación del resto de los rusos. Ante la caída de los ingresos y el aumento de los precios, el descontento social no hará más que aumentar.

A las autoridades rusas les resultará cada vez más difícil mantener el equilibrio entre la heroización de los participantes en la SVO y el creciente descontento social. Por un lado, el Kremlin necesita a estas personas como herramienta de propaganda y símbolo de la «unidad nacional». Por otro lado, son precisamente ellas las que se convierten en fuente de tensiones sociales, riesgo de delincuencia e inestabilidad interna. El Kremlin tendrá que buscar formas de integrar a los veteranos en la sociedad sin destruir el orden político y social existente, una tarea que puede resultar una de las más difíciles para la Rusia actual tras el fin de la guerra.

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