The Guardian señala la baja tolerancia de la sociedad hacia los colaboracionistas mientras continúa la guerra. El artículo de The Guardian cuenta las historias de ucranianos que cooperaron con Rusia, facilitando los movimientos de las tropas ucranianas y otra información secreta al enemigo. El periódico señala, basándose en las palabras de los propios prisioneros, que no cabe hablar de torturas ni abusos.

Los medios de comunicación rusos han dedicado especial atención al artículo publicado por la edición británica The Guardian, donde se describen las historias de varios colaboracionistas ucranianos, condenados por traición. En la interpretación de los medios propagandísticos rusos, dicho artículo es una “prueba” del maltrato hacia los presos que “apoyan a Rusia”.

Es muy fácil ser acusado en Ucrania: uno pone un “me gusta” donde no debería, y ya es un enemigo; uno pone a algún loco o imbécil en su sitio en el autobús, el SBU [Servicio de Seguridad de Ucrania] va a por él; uno expresa en voz alta sobre la corrupción del gobierno ucraniano, y ya es un «agente del Kremlin», etc. Y ya hay más de 100 mil presos de este tipo en Ucrania, y esto no es el final: constantemente se encuentran y encarcelan otros nuevos”, anuncia la propaganda rusa.

Captura de pantalla de aif.ru: “Occidente da el visto bueno. A Kyiv se le perdona cualquier delito mientas Ucrania sea necesaria”

Captura de pantalla de absatz.media: “En Ucrania se maltrata a los presos que apoyan a Rusia, The Guardian”

The Guardian realmente publicó un artículo dedicado a los ucranianos condenados por traición después del inicio de la invasión a gran escala de Ucrania por parte Rusia. La publicación no se refiere a likes o al apoyo de la Federación Rusa, sino a casos concretos de colaboracionismo, que conlleva responsabilidad penal en Ucrania. Se considera colaboracionismo la cooperación por parte de los ciudadanos de un país con el enemigo para satisfacer los intereses del mismo, y en detrimento de su propio país. En Rusia también existe un artículo sobre traición al Estado, que prevé penas de hasta cadena perpetua. 

Los periodistas del medio británico describen a sus protagonistas de la siguiente manera: “Un antiguo simpatizante de Rusia, que compartía información secreta sobre el desplazamiento de las tropas ucranianas. Una mujer, que declaró que su marido enviaba en secreto información y mapas a los rusos, utilizando su teléfono. Otra mujer se convirtió en objeto de flirteo en línea, que resultó ser un artimaña de la inteligencia rusa«. En otras palabras, no se trata sólo de simpatía por el enemigo, sino de complicidad, lo que ha causado daños a Ucrania.

El artículo en sí no revela ningún detalle de las causas judiciales de sus protagonistas ni los datos de la fiscalía, sino que se limita a citar elementos de entrevistas con condenados que accedieron voluntariamente a hablar con periodistas para contar su historia.

Captura de pantalla de theguardian.com: “Encarcelados como colaboradores: historias de ucranianos que acabaron en prisión”

Así, por ejemplo, The Guardian publicó la foto de un hombre con el tatuaje ‘Ork’ (orco en español, manera en la que se suele referir a los soldados rusos, ed.) en la frente, explicando que el preso había sido atacado por sus compañeros de celda. La historia fue utilizada por los propagandistas como prueba de «tortura» en las cárceles ucranianas por apoyar a Rusia, con algunas páginas web afirmando que la tortura fue supuestamente llevada a cabo por el personal penitenciario o incluso el SBU, aunque el artículo afirma claramente que el incidente ocurrió entre compañeros de celda en medio de la guerra en curso y los ataques con misiles de Rusia contra Ucrania.

Dado que Rusia sigue atacando a Ucrania causando muertes y sufrimiento, hay poca compasión por estas personas, como atestigua un preso condenado a 12 años de cárcel que accedió a ser fotografiado pero se negó a dar su nombre. Durante su encarcelamiento, fue agredido por sus compañeros de celda. Le tatuaron en la frente la palabra ‘orco’, un término despectivo para referirse a los soldados rusos que está muy extendido en Ucrania», dice el artículo.

Muchos de los encuestados por The Guardian afirmaron que su actividad había sido malinterpretada”: escribe el periódico basándose en las entrevistas con los presos. Así, uno de los reclusos, residente en Sloviansk (la región de Donetsk), dijo que simplemente «hizo fotos del almacén donde trabajaba para demostrar que todo estaba en orden y se las envió a su jefe, que estaba en Rusia. Según él, el SBU tomó esto como prueba de que estaba enviando información clasificada a la inteligencia rusa”.

The Guardian también ha señalado que muchos de los prisioneros de guerra han firmado papeles solicitando el intercambio con Rusia. “No obstante, hay pocos indicios de que Rusia esté interesada en sus ayudantes de bajo nivel», afirma el periódico.

Anteriormente StopFake ya había refutado narrativas similares, en las que el colaboracionismo con la Federación Rusa se presentaba por la propagada del Kremlin como “heroísmo”, en los siguientes artículos: “Engañoso: La ONU anuncia que Kyiv está condenando a los inocentes”, “Engañoso: Recibir ayuda humanitaria rusa en los territorios ocupados de Ucrania será castigado penalmente”.