Autor: Yurii Diudin, Embajador de Ucrania en la República Argentina

El último sábado de noviembre Ucrania tradicionalmente rinde homenaje a la memoria de las víctimas del Holodomor (muerte o exterminio por hambre) en Ucrania de los años 1932-1933 que fue sin duda una de las páginas más tristes y trágicas de la historia de Europa y de toda la humanidad del siglo XX. En consecuencia de las actividades intencionales llevadas a cabo por las autoridades comunistas del entonces régimen soviético, en el transcurso de un par de años Ucrania perdió millones de vidas de sus hijos e hijas. La mayoría de las víctimas eran campesinos, gente simple y trabajadora, la espina dorsal del pueblo ucraniano que no querían someterse a la colectivización forzada de la agricultura, impuesta por el régimen de Stalin.
Catedral-Ucrania
La historia moderna de Europa conoce pocos ejemplos de crímenes semejantes por su alcance, atrocidad y cinismo de ejecución como el Holodomor. En los tiempos de paz, con condiciones climáticas favorables y una cosecha abundante decenas de miles de personas morían cada día de hambre intencional, al serles confiscadas, por fuerza, todas las reservas de víveres que tenían y prohibida la salida de sus aldeas o ciudades. Este exterminio total de hombres, mujeres y niños fue un verdadero genocidio del pueblo ucraniano, un atentado terrorista premeditado del sistema político estalinista. Como resultado, las bases de la nación ucraniana y sus tradiciones seculares resultaron destruidas, la cultura espiritual y la identidad nacional quedaron seriamente socavadas.

Es importante señalar que la tragedia del Holodomor en Ucrania de los años 1932-1933 durante varias décadas no sólo fue silenciada, sino también hasta desmentida por la cúpula gobernante de la URSS. Las causas, las características y la magnitud de la misma fueron ocultadas no sólo de la comunidad internacional, sino también de varias generaciones de los ucranianos. Curiosamente hoy día, a pesar de la publicación, tanto en Ucrania, como en decenas de países del mundo, de numerosos libros, crónicas y estudios científicos con copias de decretos, resoluciones y otros documentos que comprueban los crímenes, Rusia que se considera heredero legítimo de la extinta Unión Soviética, continúa negando que el Holodomor hubiera sido el genocidio premeditado y muy bien planeado por la entonces cúpula del Kremlin con Stalin a la cabeza.

Hoy se conoce a ciencia cierta que el Holodomor en Ucrania de los años 1932-1933 fue una acción planificada, ideológicamente apoyada, cuyos ejecutores se daban cuenta perfecta de la ilegalidad de sus actos y por ello se cuidaron para que cualquier prueba de sus atrocidades desapareciera para siempre. Pero a pesar de todos sus esfuerzos, la información sobre las dimensiones reales de aquella hambruna artificial, que traspasó las fronteras de la entonces Unión Soviética, hoy se está convirtiendo en un legado común de la comunidad internacional, con un único objeto: rendir un sentido homenaje a los muertos y para siempre dejar, en la memoria de las generaciones futuras, la justa verdad sobre nuestra historia trágica, cuya causa principal fue la aspiración del pueblo ucraniano a vivir de acuerdo a sus tradiciones, dar a luz y criar a sus hijos en un estado libre y próspero.

Por eso cuando Ucrania consiguió su independencia nacional en 1991, la verdad volvió al pueblo, llegando a convertirse en su dolor, en su réquiem y, al mismo tiempo, en el símbolo de firmeza e inquebrantabilidad de la Nación Ucraniana.

Varios países del mundo, incluida la República Argentina, mostraron su solidaridad con Ucrania en la campaña internacional en pro del reconocimiento del Holodomor como genocidio del pueblo ucraniano. Hay que destacar el papel fundamental que fue desempeñado en este proceso por la numerosa colectividad ucraniana en la Argentina. Hoy estamos convencidos de que la revelación de los crímenes de lesa humanidad, la preservación de la memoria histórica sobre las víctimas del Holodomor, el reconocimiento y el homenaje de sus sufrimientos contribuirán a la prevención de catástrofes semejantes en el futuro.

Fuente: Diario NCO