Fuente: Yaroslav Zubchenko, para Detector Media

Traducido por StopFake

La propaganda rusa con todas sus fuerzas está tratando de interrumpir la ayuda militar a Ucrania. Las declaraciones de organismos internacionales son uno de sus argumentos más fuertes.

A principios de agosto, la organización internacional de derechos humanos Amnistía Internacional emitió un comunicado afirmando que el ejército ucraniano está ocupando posiciones cerca de civiles y poniéndolos en peligro. La publicación instantáneamente provocó un escándalo: el despido de gerentes, la pérdida de donantes y la promesa de la organización de realizar una investigación. Todo esto no se debe únicamente a que la evaluación de Amnistía sea incorrecta, sino también porque (in)conscientemente ayuda a la propaganda rusa, que ahora está tratando de detener el suministro de armas a Ucrania. Esta acusación puede sonar demasiado general, por lo que decidimos mostrar los ejemplos para entender, ¿cómo el Kremlin usa organizaciones internacionales en su desinformación?

Por lo general, la propia Rusia es la protagonista negativa de las declaraciones de las comunidades de Derechos Humanos, por lo que las trata de una manera poco respetuosa. En abril pasado, RIA Novosti informó que querían eliminar la mención de Amnistía Internacional de los libros de estudio de inglés. Además en sus noticias agregaron que este organismo “por infracciones a las leyes, fue excluido del registro de sucursales y oficinas de representación”. Sin embargo, en noticias de agosto (nota de ed. – sobre el informe dedicado al ejército ucraniano) este hecho ya no habían mencionado y de repente la organización —que querían borrar de los libros de texto— encontró su camino a la cima de la representación internacional de Rusia. En particular, las palabras de Amnistía fueron citadas por Maria Zajarova, la portavoz del MAE de Rusia, y la embajada de Rusia en los Estados Unidos. El último expresó su deseo de que «la investigación de los defensores de los Derechos Humanos ayudará al público de Estados Unidos a sacar las conclusiones correctas».

En consecuencia, la publicación se difundió a todos los niveles posibles de la maquinaria mediática de Rusia. Desde los programas más importantes como «60 Minutos» (en el vídeo desde el 25 minuto) hasta canales de Telegram pro-Kremlin insignificantes. Desde las páginas de destacados propagandistas rusos como Vladimir Soloviev hasta la página del colaborador de ocupantes Anatoly Shariy (nota de ed. – el último se encuentra en el momento en España). Shariy llamó al presidente ucraniano: “¿Para qué basarse en escuelas y hospitales, adicto?”. Al mismo tiempo, Rusia no solo está difundiendo la declaración de Amnistía, llamando la atención sobre ella como una lupa. Moscú entreteje la organización internacional en sus propias narrativas.

En primer lugar, Moscú con la declaración de Amnistía demuestra retroactivamente su mentira anterior sobre el ejército ucraniano. Esto es exactamente lo que dijo Maria Zajarova: “Nosotros siempre lo decimos”. A estas acusaciones se suman otros funcionarios rusos, por ejemplo, el vicepresidente del Consejo de la Federación: “La escala de los crímenes de Kyiv es tan grande que es simplemente imposible no darse cuenta de ellos sin perder la reputación de una organización de Derechos Humanos”. RT dedica publicaciones especiales al tema: “Reconocen lo que ya es simplemente imposible de ocultar”. El comentarista político de la radio Sputnik recurre a la psicología inversa: “Al reconocer delitos menores, encubren los más graves”.

Refiriéndose a una declaración de Amnistía Internacional sobre la supuesta ocupación del ejército ucraniano de posiciones cerca de civiles, Moscú da por probadas todas sus acusaciones anteriores. Por ejemplo, si esto resultó ser «verdadero», entonces el “suministro de sangre eslava a Alemania” también fue cierto. Es más, como muestra el estudio de Detector Media, justo antes de que se publicara la declaración de Amnistía, la propaganda rusa se centró exactamente en esas regiones y esos «crímenes» que luego fueron denunciados por la organización. Una coincidencia que es muy útil para la confianza.

Por otro lado, Russia Today menciona la declaración de Amnistía en el contexto de las nuevas mentiras de los ocupantes. El nombre de una organización conocida junto a la vaga frase «violación de las normas jurídicas internacionales y del derecho militar por parte de las tropas ucranianas» hace que las acusaciones sean realistas. Si el ejército ucraniano ya fue «atrapado» violando las costumbres de la guerra, ¿por qué no puede violarlas una vez más?

De hecho, la propaganda rusa logró torcer a su favor no solo el contenido del informe, sino también el hecho mismo de la declaración. Es poco probable que los espectadores rusos hayan olvidado que sus medios solían criticar a Amnistía Internacional todo el tiempo. Pues ahora la publicación de los defensores de DD.HH. convirtieron a un espectáculo: “Incluso los ladrones y sinvergüenzas internacionales de la llamada organización de Derechos Humanos Amnistía Internacional culparon a Ucrania”, declararon en el show “60 minutos” de la televisión estatal rusa. Políticos y propagandistas intentaron convertir la apariencia de acusaciones en una señal apocalíptica: “Ucrania está perdiendo apoyo, “se está preparando un tribunal para el presidente Zelensky”, EE. UU. ha decidido restablecer las relaciones con Rusia en vísperas de una guerra con China”. Es poco probable que tal propaganda esté destinada al mundo occidental: los políticos allí saben que no están preparando un tribunal para el presidente de Ucrania. Sin embargo, tales declaraciones promueven la consolidación dentro de Rusia. A la gente se le dice: mira, el mundo empieza a entender que teníamos razón.

Y al mismo tiempo, en un estilo típico de Rusia, se desacreditan las fuentes occidentales. Cuando Amnistía anunció que su publicación sería revisada por expertos independientes, la organización se encontró inmediatamente con burlas y críticas rusas. Anatoliy Shariy ironizó: «Una organización independiente e imparcial, sin palabras«. María Zajarova acusó a Occidente de tener dictadura: “Porque el resultado debería ser diferente. El que se adapta a la corriente principal. A nadie le importan los hechos«. De esta manera, la propaganda del Kremlin recibió un doble beneficio de una sola publicación: por un lado, puede referirse a ello como una especie de prueba de su rectitud; por otro lado, es necesario señalar un ejemplo concreto de cómo Occidente parece «ocultar la verdad».

Sin embargo, durante la guerra, por supuesto, lo importante no es lo que dicen en Rusia, sino para qué. Ahora el Kremlin con todas sus fuerzas está intentando interrumpir el suministro de ayuda militar a Ucrania. Para eso se usa cualquier método, aunque los medios de propaganda estatal rusa son bastante limitados en este sentido. No solo carecen de autoridad entre los líderes occidentales, sino que están literalmente prohibidos en el territorio de la Unión Europea. Las mismas historias que inventan los desinformadores, como la reventa de los sistemas HIMARS, no resisten las críticas. Por otro lado, organizaciones internacionales reconocidas como Amnistía Internacional inspiran confianza. Mientras que el tema de amenaza a los civiles es ideal para desacreditar al ejército. Precisamente eso hacen los propagandistas cuando dicen con ironía de que nuevos suministros de armas “tendrán en cuenta las dimensiones de las instalaciones de hospitales, escuelas, jardines de infancia y otras instalaciones civiles donde las Fuerzas Armadas de Ucrania las colocan tradicionalmente”.

Por supuesto, Amnistía Internacional no es la única fuente de citas que el Kremlin ha puesto a su disposición. Quizás el mayor regalo a Moscú hasta ahora lo hizo Jürgen Stock, el jefe de la Interpol, quien declaró públicamente a principios de junio que la ayuda militar a Ucrania terminaría en manos de criminales después de la guerra. Esto es solo especulación, porque estamos hablando de eventos futuros, y en Ucrania, se están lanzando tres sistemas de monitoreo paralelos específicamente para el control de armas. Sin embargo, esto, por supuesto, no detuvo al Kremlin lanzar toda una campaña de desinformación en torno a esta declaración.

Por ejemplo, RT publicó una serie de artículos diciendo que el suministro de armas a Ucrania amenaza la seguridad futura de Europa. Además de numerosos políticos, un experto militar también expresa una opinión en la nota. Comienza citando al jefe de Interpol y luego «desarrolla» la opinión de Jürgen Stock: «Extremadamente, Europa podría convertirse en una zona de guerra permanente«. Otro comentarista aclara: debido a la caída en manos de los ucranianos de los sistemas antiaéreos estadounidenses, “la amenaza ya está surgiendo para el espacio aéreo, los aeropuertos. Europa aún no es consciente de lo que ya ha recibido”.

Como era de esperar, el tema también fue retomado en el MAE de Rusia. La portavoz Maria Zajarova también amenazó a Europa Occidental con armas ilegales. Sus declaraciones respaldó con lo siguiente: «Expertos independientes y estructuras especializadas, como la Interpol, ya están empezando a dar la voz de alarma«.

La publicación dedicada a este tema apareció en la edición alemana de RT. Allí, el periodista asusta a los lectores con las armas ucranianas que caen en manos de los radicales europeos: “En invierno, Occidente espera un colapso social y protestas radicales a gran escala, para las cuales los agentes de la ley locales no estarán preparados”. El único argumento sólido del texto es una cita del jefe de la Interpol. Además, como en la situación de Amnistía, los desinformadores usan uno solo «testimonio» como evidencia para otros. A mediados de agosto, el Estado Mayor ruso inventó la idea de que los congresistas estadounidenses habían venido a Kyiv debido a la supuesta reventa de armas estadounidenses. La única «prueba»: «La Interpol también tiene información similar«.

En algunos casos, las organizaciones internacionales ni siquiera necesitan decir nada especial. La propia propaganda rusa sacará sus citas de contexto o las tergiversará. Por ejemplo, a finales de mayo, los desinformadores rusos se refirieron al supuesto deseo del OIEA de comprobar si el plutonio y el uranio enriquecido habían desaparecido de la central nuclear de Zaporiyia. Lo presentaron como otra prueba su “verdad”: “Rusia ha declarado repetidamente que la implementación por parte de Kyiv de su extremadamente peligroso proyecto de “Ucrania nuclear” podría convertirse en una realidad en un futuro muy cercano”. Por supuesto, el OIEA no declaró ningún desarrollo de armas nucleares por parte de Ucrania. El almacenamiento de plutonio y uranio enriquecido fue negado oficialmente por el Energoatom.

Otro ejemplo similar es el asesinato en masa de prisioneros de guerra en Olenivka. La Dirección General de Inteligencia de Ucrania afirmó que los rusos trasladaron a los prisioneros ucranianos a un edificio especialmente equipado y luego lo volaron por los aires. Rusia negó esta versión con referencia a la Cruz Roja. En particylar la agencia de noticias estatal RIA Novosti publicó: «… Las declaraciones de Kyiv de que los prisioneros del regimiento Azov fueron trasladados al cuartel del centro de detención preventiva de Olenivka literalmente en la víspera del ataque. Y no importa que la presencia de los militantes «heroicamente rendidos» fuera conocida desde los primeros días después de la «brillante operación de Kyiv para evacuar a los defensores de Azovstal». Baste recordar que la misión de la Cruz Roja Internacional visitó este centro de detención preventiva para verificar las condiciones de detención de los militares del Azov en mayo de este año«.

Esta posición se contradice con el hecho de que Rusia no permitió el acceso de la Cruz Roja a Olenivka después de la explosión. Limitó la capacidad de la organización para trabajar allí incluso antes: «Los representantes de la organización no tuvieron la oportunidad de inspeccionar todas las instalaciones«. Las imágenes de satélite muestran que la cárcel consta de varios edificios, por lo que el hecho de que los prisioneros de guerra estén «en Olenivka» en general no prueba nada.

Por supuesto, para mentir, Rusia no tiene que respaldarse cada vez más en las declaraciones de las organizaciones internacionales. Moscú puede afirmar sin ninguna evidencia de cómo Ucrania usa lagartijas como arma biológica. Sin embargo, las fuentes autorizadas hacen que la desinformación sea aparentemente más efectiva. Una campaña mediática con el nombre de Amnistía Internacional en el papel de una locomotora durará mucho más y logrará en Occidente mucho más que las mentiras habituales de Rusia.

Después de medio año de la gran guerra, es hora de que las organizaciones internacionales tomen en cuenta la amenaza de ser utilizados por el Kremlin y construyan su comunicación en una manera correspondiente. De ninguna manera llamamos a silenciar las críticas constructivas. Los propios periodistas ucranianos no temen las historias negativas pero necesarias, por ejemplo, sobre problemas en la Legión Extranjera.

Sin embargo, sería bueno que las instituciones de autoridad fueran conscientes de que cada palabra que pronuncien puede ser utilizada en contra de Ucrania. Y por lo tanto, mejor verificaron la información, eligieron sus palabras con más cuidado y ayudaron a refutar las mentiras rusas, si se basan en sus informes. El éxito de la propaganda —que sin duda se ve facilitado por las referencias a organizaciones internacionales— afecta la ayuda militar internacional a Ucrania. Y lo que está en juego en este campo es máximo: cada cañón perdido porque Rusia pudo engañar a alguien se transforma en territorios perdidos y vidas perdidas.

Fuente: Yaroslav Zubchenko, para Detector Media

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