Fuente: Global Voices en español

Oyakhilome se ha mostrado muy complicado durante este tiempo de COVID-19

La Iglesia Catedral de Cristo Marina, Lagos, la catedral anglicana más antigua de Nigeria. Imagen de dotun55, 25 de marzo de 2015, (CC BY-SA 2.0).

Algunos pastores evangélicos nigerianos han tenido vía libre en cuanto a información falsa y coronavirus. Como proveedores de desinformación, varios pastores han rechazado los cierres impuestos por el Gobierno que afectarían a las iglesias.

Al 13 de mayo, Nigeria tenía 4971 casos confirmados de COVID-19 con 164 muertes y 1070 recuperación.

Teorías conspiratorias y desinformación

Captura de pantalla de un video de YouTube del pastor Chris Oyakhilome.

El pastor Chris Oyakhilome de la iglesia LoveWorld Incorporated (también conocida como la Embajada de Cristo) en Lagos, Nigeria, ha hecho algunos comentarios feroces desde el comienzo de la pandemia en el país.

El extravagante pastor de la prosperidad predica la teología o evangelio de la prosperidad –creencia sostenida por algunos cristianos evangélicos que las bendiciones financieras son manifestaciones de la voluntad de Dios para ellos. Oyakhilome tiene un valor de 30 a 50 millones de dolares estadounidenses y su iglesia tiene unos 13 millones de miembros dentro y fuera de Nigeria.

El 8 de abril, Oyakhilome pronunció un sermón con más de 12 000 visitas en YouTube, en el que afirmó que la introducción de la tecnología 5G es la responsable del brote de la pandemia de coronavirus. Alegó también que el suministro de la vacuna del COVID-19 será utilizada como una treta para instaurar “un nuevo orden mundial” liderado por el anticristo.

El 5G es una tecnología de comunicación inalámbrica de quinta generación que funciona en redes de datos celulares.

Otros dos pastores nigerianos, Sam Adeyemi y Matthew Ashimolowo, desmintieron sus afirmaciones.

Ashimolowo desestimó las afirmaciones como “teorías conspirativas que no tenían nada que ver con el anticristo” según el Premium Times, periódico en línea de Nigeria. “Siempre ha sido la naturaleza de los líderes cristianos sembrar el miedo en sus miembros” ante un “acontecimiento mundial importante”, dijo Ashimolowo.

Esto es el beneficio de los registros históricos y de la investigación sistemática.
Mi hermano Edo se cayó de mis manos. ¿Ves lógica sensata en lugar de teorías locas?

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El pastor Sam Adeyemi matando la ignorancia y presentaciones digitales y desinformación en poco más de dos minutos con una simple búsqueda en internet y leyendo sobre una pandemia precedente. Si la gente hiciera sus propias búsquedas antes de saltar a las teorías conspirativas.. 

Adeyemi, pastor principal del Centro Cristiano Daystar, señaló que la gripe española de 1918 también afectó negativamente a Nigeria, y provocó el cierre de iglesias, mezquitas, escuelas y mercados.

Una semana después, Oyakhilome se rectificó, y afirmó que solo se oponía a los “riesgos para la salud” de la red 5G.

La repercusión sobre la salud pública de la propagación de esas teorías conspirativas tiene consecuencias importantes. El Senado nigeriano ya ha empezado una investigación sobre el estado del 5G y su potencial impacto en la salud de los ciudadanos.

Lamentablemente, con la mayoría de teorías de COVID-19 relacionadas con la 5G simplemente “no hay una jerarquía de plausibilidad”, escribe la periodista Amy Davidson Sorkin de The New Yorker. El coronavirus es un virus que se transmite de humano a humano a través de gotitas, como la saliva.

Las ondas de radio utilizada en el 5G son radiación no ionizante, que, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, tienen “bastante energía para mover los átomos y hacerlos vibrar” pero no tienen la cantidad suficiente de energía “para sacar los electrones de los átomos”.

En consecuencia, las ondas de radio del 5G no pueden generar suficiente energía para calentar el cuerpo humano y debilitar el sistema inmunitario. “La idea que el 5G debilite tu sistema inmunitario no resiste un examen”, dijo Simon Clarke, profesor asociado de microbiología celular en la Universidad de Reading, a BBC.

Pero fanáticos como Oyakhliome siguen reciclando estas falacias:

#COVID19: llevar mascarillas faciales es una vergüenza para la ciencia. Son peligrosas para nuestra salud –pastor Chris Oyakhilome.
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Chris Oyakhilome ha generado mucha confusión durante esta temporada de COVID-19. Irresponsable hasta el punto de estar desquiciado. Un tren descarrilado. Una absoluta desgracia. Para quienes aún están programados o están lo suficientemente ilusos como para adorar su cara de talco, su acento afectado, les presentamos –la desmitificación.

Al parecer, el coronavirus, el 5G y la conspiración del anticristo no desalentaron a Oyakhilome de aumentar más la desinformación.

En el video de más arriba, Oyakhilome describió el uso de mascarillas para mitigar la difusión de la COVID-19 como “adoptar la ciencia”. Al comienzo del brote, recordó a sus seguidores que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro de Control de Enfermedades dijeron que las “mascarillas no funcionarán”. Cree que “llevar [máscaras] es política, está bien. Pero nadie debería mentirnos [que] es ciencia… En realidad, científicamente, es peligroso para la salud. Esta es la verdad”.

Al principio, hubo confusión sobre las ventajas de usar mascarillas en público. Sin embargo, ese periodo duró poco.

Varios científicos importantes, como Camilla Rothe y asociados del Hospital Universitario LMU de Mónaco, Alemania, y Lirong Zou y otros del Centro Provincial de Control y Prevención de Enfermedades de Guangdong, Guangzhou, China, todos recomiendan el uso de mascarillas o cubiertas de tela para limitar la difusión del virus.

El 13 de abril, el Centro de Control de Enfermedades, basándose en esta evidencia científica, recomendó el uso de mascarillas o “cubiertas de tela para la cara en entornos públicos donde sea difícil mantener otras medidas de distanciamiento social (por ejemplo, mercados y farmacias –especialmente en áreas de transmisión significativa en la comunidad”. [énfasis en Centro de Control de Enfermedades].

De manera similar en Nigeria, el Centro de Control de Enfermedades de Nigeria alentó el uso de cubiertas de tela como una “capa adicional” de prevención contra la transmisión del coronavirus.

Oyakhilome omitió todos esos consejos de su historia.

Además, se contradice al decir que “si [el uso de mascarillas] es ciencia, entonces está abierto al debate”. Una interferencia bastante irresponsable, como si las pruebas científicas fueran meras opiniones y por lo tanto cuestionables.

No es del todo sorprendente –sus afirmaciones inconsistentes no son nada nuevo.

En 2004, la Corporación de Radiodifusión de Nigeria prohibió la emisión de “milagros” no verificados en las redes nacionales. Dos años después, Oyakhilome reformuló la prohibición como un “complot de Dios Todopoderoso y sus ángeles” que bloqueó sus esfuerzos por conseguir la verificación de sus milagros.

Rechazo a cierre de iglesias

El 30 de marzo, el Gobierno de Nigeria impuso ordenes de quedarse en casa durante 14 días en dos estados claves, Lagos y Ogun, y en Abuya, la capital –el 13 de abril se extendió durante dos semanas más. Además, se restringieron también las grandes asambleas religiosas y sociales en Nigeria.

El 4 de mayo, el presidente Buhari anunció un relajamiento de los cierres de Lagos, Ogun y Abuya. Sin embargo, los lugares de culto permanecen cerrados.

El 30 de abril, Oyakhilome se pronunció contra continuar el cierre ya que la iglesia es “un lugar de curación”: «Así que, a quienes les encanta correr alrededor de los funcionarios del Gobierno para obtener su validación, vengan y obtengan el registro de conformidad con COVID-19 para su iglesia. Ese es el último día en que Jesús estará en esa iglesia. Pero eso está por venir.»

Sin embargo, Oyakhilome no está solo. David Oyedepo, obispo presidente de la iglesia Living Faith Worldwide, también cuestionó la razon de que los mercados estuvieran abiertos mientras que las iglesias permanecían cerradas.

El obispo Oyedepo da algunas ideas sobre la reciente relajación parcial del cierre.
¿Qué dices?

En el video, Oyedepo describe cómo continuar con el cierre de iglesia es un ataque demoníaco: “Puedo sospechar algo. Las fuerzas de la oscuridad están influenciando a la gente a varios niveles porque el crecimiento de la iglesia es el mayor dolor de cabeza del diablo”, dijo.

La Winners Chapel de Oyedepo tiene sucursales en más de 300 ciudades en el país. La sede principal de la iglesia está en Otta, en el estado de Ogun, al suroeste de Nigeria, tiene capacidad de 50 000 asientos, y se considera el mayor auditorio de iglesia del mundo.

Considerado uno de los pastores más ricos de Nigeria, Oyedepo es el fundador de la Universidad del Convento basada en su fe.

Es importante señalar que no todas las actividades económicas se han restablecido.

Además la afirmación de que el cierre está dirigido a las iglesias no es exactamente cierto. Asambleas sociales y escuelas –que atraen igualmente muchas personas– siguen suspendidas.

Mientras tanto, muchos cristianos en Nigeria han podido satisfacer sus necesidades espirituales a través de los servicios en línea. Es más razonable que exponer las personas a riesgos innecesarios.

Los predicadores que deberían trabajar con los Gobiernos locales, estatales y federales para asegurarse de que la gente cumpla con las órdenes gubernamentales, ¿se están volviendo locos? ¿Cuál es su problema?

Parece que estos pastores necesitan este sabio consejo de su colega, Ignatius Kaigama, arzobispo católico de Abuya, quien enfatizó que los pastores deben guiar a su rebaño al cielo “ya sea que el coronavirus esté activo o no”.

En otros lugares, los líderes eclesiásticos han expresado el amor cristiano por los más vulnerables y moribundos de diferentes maneras. Por ejemplo, la Iglesia católica donó 425 hospitales y una iglesia evangélica de Lagos ofreció su auditorio al Gobierno para que lo utilicen como centro de aislamiento.

Esto es más digno de emulación que vender teorías de conspiración, desinformación y confusión durante una crisis sanitaria mundial.

Escrito por Nwachukwu Egbunike, traducido por Marta Capua

Fuente: Global Voices en español