La comprensión de por qué las personas comparten bulos, incluso erróneamente, puede ayudar a los periodistas y otros observadores de verdad a contrarrestarlos, afirma Josh Stearns para FirstDraft News.

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La imagen por First Draft News

Para unos es una broma, similar a una llamada de broma para la era digital. Para otros es un esfuerzo narcisista para ganar los “me gusta” y los seguidores. Otros ven una oportunidad política y quieren llamar la atención de la gente con su propósito de propaganda política o comercial.

Pero ¿por qué la gente comparte la información falsa? Y ¿cómo la comprensión de esa cuestión puede ayudarnos a luchar contra rumores y apoyar una cobertura de noticias fiable y la presentación de noticias de última hora?

La gente quiere ayudar

La gente nunca antes se sentía tan cerca a las noticias de “última hora” cómo se siente en los días de hoy. Eso revelan las noticias diarias en Facebook o Twitter a través de las imágenes gráficas y los vídeos no editados. Una serie de los tuits o el vídeo en vivo en Facebook en el tiempo real nos puede mostrar las escenas de explosiones, tiroteos o terremotos, y como resultado podemos tener la “creciente sensación de impotencia”, como dijo un autor.

Frente a una tragedia que ocurre en el momento muchas personas anhelan dar una mano. Quieren contar a sus seguidores sobre lo que pasa (lo que pasó) para transmitir y difundir una información importante, compartir unas fotos dramáticas que añadiría el contexto de lo ocurrido.  A veces esas publicaciones están acompañadas con alertas, consejos de seguridad y las llamadas a los amigos que podrían ser afectados.

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Los estafadores lo saben y se aprovechan del deseo de la gente para ayudar en las redes sociales a través de los “me gusta” y compartir. Sin embargo, un apuro para compartir sin verificar la legitimidad de la información puede dañar mucho más de lo que puede ayudar.

La gente quiere entender el mundo

En su investigación Craig Silverman cita la definición de rumores hecha por Nicholas Di Fonzo y Prashant Bordia: “son declaraciones de información no verificada, pero relevante, que surgen en el contexto de ambigüedad, peligro o amenaza potencial y funcionan para explicarles a las personas el sentido y gestionar el riesgo”.

Mientras ocurre algo de alta relevancia más cosas están siendo desconocidas, que conocidas. Los rumores surgen en la escasez de información, mientras que intentamos entender y darle sentido a lo ocurrido.

“Rumores surgen para ayudarnos a llenar los vacíos de conocimiento e información”, dice Silverman. “También son algo así como un mecanismo de supervivencia, una válvula de escape, en situaciones de peligro y la ambigüedad”.

Rumores son historias, y a través de estas historias intentamos a entender el mundo. Con frecuencia los usuarios comparten rumores en los tiempos de “últimas horas”, porque les ayudan a comprender, o confirmar alguna teoría que ya tuvieron en sus mentes o dar una esperanza.

La gente quiere sentirse parte de la experiencia compartida

El 11 de septiembre de 2001 vi en vivo por la tele como cayeron las torres gemelas. Mi esposa y yo recién nos mudábamos a la nueva ciudad donde no conocíamos a nadie. Ella ya se había ido a su primer día de trabajo y yo desempacaba algunas cajas en casa. Cuando conocí lo enorme que pasó fui por el teléfono para llamar a todos en Nueva York, pero no pude comunicarme.pakistan-eifel-false

Frente a la incertidumbre, tristeza y miedo inspirados por la crisis o desastre, no sorprende que la gente busca las conexiones en línea. Ellos unen a las multitudes digitales en torno a los hashtags y transmisiones en directo.

Ellos anhelan ser parte de este momento compartido, para ver su propio dolor reflejado en sus sentimientos. En este momento pinchar un “compartir” puede sentirse como un acto de empatía.

Lo mismo pasa con las fotos de conmemoración, que a menudo usan las fotos falsas con, por ejemplo, la torre de Eiffel con luces encendidos supuestamente en honor de un u otro país. Y las podemos encontrar con los hashtags de solidaridad. Más probable que lo compartan por el mensaje que lleva y no por la autenticidad de una u otra imagen. O sea, para una persona no hace falta que sea la verdad o no, sino que se sienta como si fuera la verdad.

Las Redes emocionales contra las redes informacionales

Es fácil demonizar a aquellos que comparten los rumores e información errónea durante noticias de última hora, pero en realidad el impulso de compartir es conducido por una compleja red de motivaciones y emociones. En noviembre de 2015, en los ataques en París, Kenyatta Cheese escribió en su perfil de Twitter:

“La difusión de información falsa en una red social es una característica, no un error”.

Cuando le pregunté para aclarar lo que dijo, me respondió:

“Tal vez lo que la gente quiere compartir no es la información, sino el disparador es emocional. Tal vez en un contexto social que ya no es una red informacional, sino una red emocional”.

Esta idea me quedó grabada, y los ejemplos que he mencionado ya llevan a esa idea.

Durante las noticias de última hora, las redes que nos conectan convierten un tanto de la información provocando emoción y esa emoción impulsa a compartir y no a buscar la verdad en el momento de crisis o desastre.

Cheese escribió en su blog:

“Cuando las personas comparten información falsa, lo hacen porque están más interesados en la emoción que esa información provoca. Cuando los noticieros lo hacen es un mal periodismo”.

El problema de las redes sociales que operan como ambos, las redes de emociones y redes de información, es que lo que la gente comparte (emociones) y lo que la gente quiere encontrar (hechos) a menudo están en contradicción. En los momentos críticos, cuando los primeros en responder, el gobierno y la prensa están recurriendo a las redes sociales en búsqueda de la información fiable, creíble y a veces que pueda salvar la vida, esa contradicción puede llegar a ser peligrosa.

Autor: Josh Stearns

Fuente:  FirstDraft News

Traducido y adaptado por StopFake.org