Fuente: El Confidencial

Este agosto, Dana Rohrabacher, uno de los dos congresistas estadounidenses que se entrevistaron con el presidente catalán, Carles Puigdemont, en el Palau, se vio con Assange

El presidente ruso, Vladimir Putin, lleva años intentando meter el pie en la puerta del proceso independentista catalán. La mayor parte de estos intentos se han estrellado contra las rocas, porque la propia Generalitat reniega de este apoyo. Pero esta semana la entrada en escena del ‘hacker’ y activista digital Julian Assange en el tema catalán ha sido el último intento de Rusia de meter cuchara, en línea con una política exterior rusa que desde la crisis de Ucrania busca desestabilizar Europa por diversas vías. Cataluña ha sido el último capítulo de una política exterior marcada por la constante del choque con la UE.

El apoyo de Assange no es casual. El ‘hacker’ más famoso del mundo, con permiso de Edward Snowden, inició su apoyo a la independencia de Cataluña con diversos tuits. El que más repercusión tuvo fue este, que comparaba la situación en Cataluña con la plaza de Tiananmen.

Desde el día 9 de septiembre, ha publicado una decena de tuits dando apoyo al independentismo en Cataluña, sin contar su agria polémica con el escritor Arturo Pérez-Reverte. Un apoyo nada despreciable, ya que la cuenta de Assange tiene más de 368.000 seguidores. Por su relevancia, es como un medio de comunicación en sí mismo y, además, de gran repercusión internacional.

El apoyo de Assange se produce después de que el ‘hacker’ y activista se reuniese el pasado 16 de agosto en la embajada de Ecuador en Londres —donde permanece confinado— con el congresista republicano Dana Rohrabacher, según informó la CNN. Rohrabacher es un congresista muy cercano al presidente de EEUU, Donald Trump, y un firme defensor público de los intereses de Rusia. Se da la circunstancia de que el pasado mes de abrilDana Rohrabacher, quien, además, es el jefe del subcomité para Europa de la cámara de representantes, fue uno de los dos congresistas estadounidenses que se entrevistaron con el presidente catalán, Carles Puigdemont, en el Palau.

La Generalitat vendió entonces el encuentro con Puigdemont como reconocimiento de la política estadounidense a la causa del ‘procés’, pero en la sombra es mucho más relevante la postura prorrusa de Rohrabacher. Este congresista por California ha defendido en público la política rusa de derechos humanos, ha participado en el denominado ‘Rusiagate’ y explica que conoció personalmente a Putin cuando este era teniente de alcalde de Moscú, con el que incluso practicó la lucha libre una noche de borrachera.

Nos buscan

Fuentes cercanas al incipiente aparato diplomático que está montando la Generalitat reconocen que los rusos “nos buscan, pero no nos encuentran”. Desde este entorno próximo a la Generalitat se apunta que todo lo que vincule el ‘procés’ con Vladimir Putin resulta contraproducente. Cataluña está demasiado interesada en seguir siendo miembro de la UE para ni tan siquiera coquetear con el régimen de Putin. Sin embargo, Rusia se va colando por las rendijas, como muestra este tuit del vicepresidente, Oriol Junqueras,agradeciéndole a Assange su apoyo durante la Diada.

Sin embargo, esta no es la posición oficial de la Generalitat. Si bien portavoces de la Conselleria de Asuntos Exteriores, que encabeza Raül Romeva, han declinado hacer declaraciones pese a haber sido requeridos para ello, otras fuentes explican que se rechazaron ofrecimientos como el de Enric Folch, del partido Solidaritat Catalana, una escisión de ERC de la época del tripartito. Folch participó como representante catalán en los encuentros que se celebraron en septiembre de 2015 y de 2016 en el Ritz-Carlton de Moscú para agrupar a minorías secesionistas de todo el mundo, desde Texas o California hasta Irlanda del Norte o la Liga Norte italiana, pasando por zonas donde los intereses rusos son más claros, como Nagorno-Karabaj (Azerbayán). Folch ofreció sus contactos con los rusos a la Generalitat, pero estos no fueron tenidos en cuenta, según explican fuentes conocedoras de este foro.

Rendijas para Rusia

Pese a lo políticamente correcto de la postura catalana, a veces se cuelan cosas que acaban vinculando el ‘procés’ con los intereses rusos. Como este mes de agosto, cuando la Generalitat contrató los servicios del ‘lobby’ estadounidense SGR Government Relations por 49.800 euros para “apoyar los esfuerzos de comunicación internacionales del ‘procés”. De nuevo se da la circunstancia, como pasa con Dana Rohrabacher, de que se trata de una firma que ha sido requerida para que aporte datos en la investigación del ‘Rusiagate’ en Estados Unidos, según publicó el ‘Washington Post‘. El ‘Rusiagate’ busca relaciones y contactos impropios entre la Administración Trump y el actual Gobierno de Vladimir Putin, y ya ha provocado diversas dimisiones en el equipo presidencial, amenazando incluso al yerno de Trump, Jared Kushner, que actúa como asesor presidencial.

No hay pruebas de que el apoyo de Assange a la causa independentista catalana esté impulsado por Rusia. Pero el ‘hacker’ solo ha apoyado causas prorrusas en el último año: ya sea a Trump en Estados Unidos, a Marine Le Pen en las últimas presidenciales francesas o los intereses de Putin en la crisis Siria. Incluso se reunió con Nigel Farage el pasado mes de abril, según ‘The Guardian‘. Todos proyectos antieuropeos que coinciden con los intereses rusos contra la UE.

TV3 comunicó que el canal internacional que más tiempo dedicó a la Diada fue Rusia Today (RT), habitual cadena de transmisión de los voceros de Putin en el mundo. Sin embargo, pese a todo este foco de atención en Cataluña, la denominada ‘diplomacia catalana’ apuesta por Israel como principal apoyo internacional para una futura Cataluña independiente y no quiere ni oír hablar del interés del ‘oso ruso’.

El tema viene de lejos. En un contexto donde el independentismo ha acuñado lemas como ‘El món ens mira’ —el mundo nos mira—, el principal reconocimiento internacional de la causa catalana se produjo en 2014, cuando el entonces embajador de Rusia en la ONU, Vitaly Churkin, hizo referencia a la consulta soberanista en Cataluña, para justificar la anexión de Crimea ante el Consejo de Seguridad. Pese a la relevancia de la mención y el momento, el entonces presidente de la Generalitat, Artur Mas, hizo ver que aquello no había pasado. Entonces, como ahora, lo importante era Europa, y Rusia solo suponía, y supone, una interferencia molesta.

La versión original del artículo es de El Confidencial