Fuente: Global Voices en español

Escrito por Chris Rickleton

Oleksandr Gorojovsky

Un taller de verificación de datos al noroeste de Kazajistán llegó a un abrupto final el 15 de septiembre cuando la policía irrumpió, dio por concluido el taller y arrestó a uno de sus líderes, Aleksandr Gorokhovsky.

El organizador del taller, Lukpan Akhmedyarov, es editor del diario regional independiente Uralskaya Nedelya, que desde hace tiempo ha estado en la mira del Estado.

Gorokhovsky es un respetado periodista e instructor de medios de Kiev y le aplicaron una multa de cerca de 110 dólares estadounidenses después de que un juzgado kazajo lo declaró culpable de infringir la legislación migratoria de de Kazajistán. El fiscal sostuvo que al entrar a Kazajistán, Gorokhovsky no indicó en su formulario migratorio quién lo invitó al país.

Los dos oficiales que llegaron al lugar del taller dijeron que respondían a la queja de un ciudadano de que se estaba llevando a cabo un “seminario sobre Ucrania” en el Hotel Chagala en la ciudad de Uralsk.

Ucrania surgió como líder de la verificación de datos después de que Rusia invadió y anexó el territorio de Crimea en 2014. La invasión llegó junto con una estridente ofensiva de propaganda que sirvió para justificar las acciones de Moscú hacia el país.

Empezar a surgir organizaciones como StopFake.org a medida que los periodistas ucranianos trabajaban para desvirtuar la ola de mentiras que emanaba de los medios estatales rusos en beneficio de audiencias dentro y fuera de Ucrania. Bez Brehni (que se traduce como Sin mentiras) es el proyecto de medios de Gorokhovsky, y es un sitio web del mismo género que trabaja con la Red Internacional de Verificación de Datos. También ha escrito un libro sobre verificación de datos.

Lógicamente, la llegada de un instructor de medios ucraniano causaría ansiedad en las autoridades de Uralsk, ciudad cercana a la frontera kazaja con Rusia. La dirigencia del país tiende a evitar las conversaciones sobre Ucrania, lo que refleja la gran sensibilidad al potencial separatista a favor de Moscú en sus propias regiones del norte, donde la influencia rusa es más fuerte.

Pero un motivo más para la invasión policial puede haber sido el hecho de que la propia escuela de periodismo para jóvenes fue creación de Akhmedyarov, editor del periódico Uralskaya Nedelya, cuya implacable cobertura sobre la corrupción ha sido una molestia para las autoridades de la región desde hace años.

“Creo que es una combinación de las dos cosas”, dijo Akhmedyarov a Global Voices en una conversación sobre la irrupción policial y la detención de Gorokhovsky. “Todo lo que el Gobierno cree que está relacionado con Ucrania es extremadamente sensible”.

De otro lado, dice, las autoridades han estado determinadas a poner un alto al despegue de la incipiente escuela de periodismo en las últimas semanas.

“Cuando tratábamos de buscar espacios para arrendar para la escuela, nos rechazaban continuamente. Las escuelas les dijeron a algunos estudiantes que no fueran al curso. También hubo un perfil falso con mi nombre en Facebook que anunciaba que había que pagar por el curso, cuando en realidad es completamente gratis”, agregó.

La larga lista de obstáculos que describe Akhmedyarov forma parte de la vida de Uralskaya Nedelya, uno de los pocos medios independientes que quedan en el autoritario Kazajistán.

Estas dificultades no son nuevas para Akhmedyarov y demás trabajadores de Uralskaya Nedelya, y algunas han sido casi fatales. En 2012, a Akhmedyarov lo atacaron varios hombres que lo apuñalaron múltiples veces y le dispararon con pistolas de aire. Aunque cuatro hombres recibieron sentencias de prisión por el ataque, nunca se identificó al organizador.

“Es peligroso ser tu amigo, Lukpan, te multan por eso”, bromeó un colega periodista en Facebook después de que se confirmó la sanción de Gorokhovsky.

En el juicio de Gorokhovsky, hubo un abierto desacato al estado de derecho en Uralsk, que se mostró como una farsa casi inmediatamente.

Talgat Katauov, el hombre que según la policía los llamó a informarles del “seminario sobre Ucrania” compareció como testigo, pero dijo que no hizo esa llamada. Acusó a la policía de usar su nombre para engañar y amenazó con demandarlos en una furiosa diatriba que lanzó en una mezcla de kazajo y ruso.

En la parte de atrás del tribunal, se escondía de los fotógrafos un hombre que los periodistas de Uralskaya Nedelya asumieron que era un joven representante del Comité de Seguridad Nacional de Kazajistán, sucesor de la KGB soviética.

Akhmedyarov dijo a Global Voices que las autoridades habían sentado un “precedente terrible” con la multa al periodista. “Ahora, las ONG y otras organizaciones en Kazajistán lo pensarán dos veces antes de invitar a especialistas extranjeros”, dijo.

Cuando Akhmedyarov dijo a Gorokhovsky que planeaba volver a organizar la escuela de periodismo para jóvenes el próximo año, el periodista ucraniano apenas logró controlar las carcajadas.