Según los medios pro-Kremlin, la Unión Europea expande los gastos para las medidas que le ayudan a influir terceros países. Así, en 2020 la UE pretende destinar alrededor de un millón y medio de euros para la «promoción de la democracia», y esto, dicen los expertos rusos, es un instrumento de la moderna «colonización» de otros Estados.

“De hecho, (las medidas para promover la democracia) son simplemente un mecanismo para crear una infraestructura de influencia, una red de agentes de influencia y su financiamiento para lograr sus objetivos”, RT citó al politólogo Alexandr Asafov.

RT: Infraestructura de la influencia – la UE intenta aumentar los gastos para «promover la democracia»

Como fuente citan el informe sobre el estado de previsiones de ingresos y gastos del Parlamento Europeo para el ejercicio 2020 (en particular se trata del Artículo 3 2 3: Apoyo a la democracia y refuerzo de las capacidades parlamentarias de los parlamentos de terceros países). El documento informa que el presupuesto de 1 335 000 euros se destinará a financiar los siguientes puntos:

  1. el gasto en programas de intercambio de información y de cooperación entre el Parlamento Europeo y los Parlamentos nacionales de los países de preadhesión, en particular los países de los Balcanes Occidentales y Turquía,
  2. el gasto comprometido para promover las relaciones entre el Parlamento Europeo y los Parlamentos nacionales democráticamente elegidos de terceros países (excepto los indicados en el guion anterior), así como con las correspondientes organizaciones parlamentarias regionales. Las actividades en cuestión tienen por finalidad, en particular, reforzar la capacidad parlamentaria en las democracias nuevas y emergentes, especialmente en la vecindad europea (meridional y oriental),
  3. los gastos en promoción de actividades en apoyo de la mediación y las acciones en favor de los líderes políticos jóvenes de la Unión Europea y de los países de la vecindad europea ampliada: el Magreb, Europa del Este y Rusia, el diálogo palestino-israelí y otros países prioritarios determinados por el Grupo de Apoyo a la Democracia y Coordinación Electoral,
  4. el gasto comprometido para la organización del Premio Sájarov (en particular el importe del premio, los gastos de viaje y de bienvenida del ganador o los ganadores y de los demás candidatos finalistas, los gastos de funcionamiento de la red Sájarov y los gastos de las misiones de los miembros de la red) y para las actividades destinadas a promover los derechos humanos.

 

 

El tercer punto provocó la polémica, porque los expertos rusos lo ven como una intención de interferencia en los asuntos internos de los Estados de Europa del Este y de Rusia.

La UE, por su parte, ha demostrado repetidamente que la Unión es el mayor donante mundial de varios programas humanitarios, incluidos los democráticos. Su acción está dirigida al desarrollo de instituciones liberales, al mantenimiento de la paz y de la seguridad, pero no a “imponer políticas” en terceros países.

Las principales áreas de trabajo de numerosas fundaciones europeas que apoyan la democracia son la educación de los jóvenes, la cooperación con activistas de la sociedad civil y los defensores de derechos humanos, tanto como la capacitación de periodistas y medios de comunicación independientes.

En cuanto al desarrollo de la democracia directamente en Rusia, en febrero pasado, en el Parlamento Europeo fue presentado un informe sobre la situación de las relaciones políticas entre la Unión Europea y Rusia. En las recomendaciones (párrafo 34), la autora del documento, la eurodiputada Sandra Kalniete, destaca “la importancia de mantener el apoyo político y financiero a los contactos interpersonales en general y, en particular, para los activistas de la sociedad civil, los defensores de los derechos humanos, los blogueros, los medios de comunicación independientes, los periodistas de investigación, los representantes del mundo académico, las personalidades públicas que expresan su opinión y las ONG…”.

Estas posiciones no están relacionadas de ninguna manera con la política de «colonización» e «interferencia» de la UE en los asuntos de terceros Estados.